martes, 30 de diciembre de 2014

El Rincón de Pensar


“Qué malo debe de ser pensar, si cada vez que hago algo malo, me mandan al lugar donde he de hacerlo…” Una lógica aplastante este razonamiento, como la mayoría que tienen los niños a los que todavía no les hemos terminado de arrancar la inocencia.

Y es que parece que el “rincón de pensar” es un elemento indispensable en toda buena aula de educación infantil que se precie. Si lo adornamos un poquito, mejor. Seguro que a más de algún lumbrerillas del gremio se le ha ocurrido la mejor forma de ilustrar este lugar: un dibujo de nuestro querido personaje de Disney Pinocho, con su nariz larga por mentiroso y sus orejas de burro, por eso mismo. Si tenemos suerte nos encontramos una silla en este rincón, si no de pié y mirando a la pared, que así se piensa mejor, debe ser…

Que corriste por la clase: ¡al rincón de pensar!; que no le prestaste el juguete a fulanito: ¡al rincón de pensar, para que aprendas a compartir!; que pintaste de verde lo que iba de amarillo: ¡penada, al rincón de pensar!; que te hiciste pipí encima: ¡al rincón de pensar, hasta que te aburras!

¡Qué horrible! Ir al rincón de pensar es una verdadera humillación, esos gritos de la maestra, y tanto aburrimiento. ¡Si, la verdad es que es una verdadera lata eso de pensar! Pero si te portas bien, nunca tendrás que ir, y pasar por el mal trago de pararte a pensar…

Nunca escuché una voz amable diciendo: ¡te has esforzado mucho! ¿Te apetece descansar un rato en el rincón de pensar?; o ¡qué bien te lo pasas haciendo construcciones, puedes hacerlo en el rincón de pensar! Ó: veo que has hecho un dibujo lleno de colores, ¿te apetece colgarlo en el rincón de pensar?… Qué va, qué ridículo quedaría todo esto. Definitivamente, pensar es para los que se portan mal y debe ir acompañado de un buen grito, si no, pensar no será tan efectivo.

¿Se imaginan un rincón de pensar lleno de material para investigar, para manipular, para experimentar? ¡Cuánto podríamos pensar y disfrutar en ese lugar!


Pero pensándolo mejor, quizá no esté tan mal dejarlo como está, y que desde chiquititos entendamos que pensar es una lata, es para “los malos”… Así seremos siempre dóciles, aplicados, nos lo creeremos todo, no cuestionaremos, consumiremos, produciremos del color y la forma que nos manden, siempre por dentro, sin salirnos de la raya, sin crear, sin imaginar… Y así el sistema seguirá  su curso sin que nadie entorpezca el camino, haciendo lo que mejor se le da, alienar, adiestrar, crear masas que vayan a centros comerciales y compren para sus hijos los juguetes con pilas que dicen por la tele y que como luego no querrán compartir con sus compañeritos, conseguiremos que el ciclo vuelva a empezar, como no, en el rincón de pensar. 

sábado, 7 de junio de 2014

Lo de hoy estuvo bueno








Qué buena estuvo la manifestación. Montón de gente, y muchas estrellas verdes  ondeando por encima de nuestras cabezas. Nunca había visto tanta banderas tricolor, con el azul flojito, juntas. Gente mosqueada, pero sin perder la socarronería, la gracia y la ironía. Un discurso con sabor a ocho islas, y un verseador dando la nota musical. Las improvisaciones de Yeray Rodriguez juntaron las voces de todos, con “que se entere quien se tiene que enterar, no queremos un negocio en nuestro mar.”



Y la gente no paraba de llegar, después de tres horas continuaba llegando la marea humana por León y Castillo. Allí éramos muchos. Muchos los que tenemos claro que no queremos negocios con petróleo en nuestras islas. Ahora toca seguir dando el coñazo, seguir poniéndolo difícil a las empresas y los políticos, seguir siendo muchos, y seguramente hacer un poquito más que hoy.

Una manifestación es solo la puntita de un iceberg gigante, es la parte visible, y la que podemos usar como tirón mediático, motivador y generador de ilusiones. Pero debajo de esa puntita hay mucho, muchísimo más. Llegar a abajito del todo implica una reflexión profunda, a nivel individual y a nivel social, sobre nuestro estilo de vida, nuestros hábitos de consumo, nuestras creencias y convicciones, nuestra cultura… Igual hasta se nos viene el iceberg encima. Pero si no hacemos esto, si no escarbamos un poquito más, nos quedaremos solo con el buen sabor de boca del que participa en algo grande y bonito, y del que se siente bien cuando se va a casa, con el subidón y la euforia de un pueblo unido.

Será un éxito lo de hoy si dentro de dos meses, cuando nos hayan bombardeado por todos los medios y hayan conseguido desviar nuestra atención con un par de catástrofes, con otras tantas barbaridades políticas, con algún caso nuevo de corrupción destapada, la muerte de algún famosillo o con un rey chocheando, aun entonces tengamos la misma fuerza, la misma convicción y el mismo tirón, para montarnos en lanchas, tablas, piraguas o barquillas y llegar hasta las plataformas que nos tienen jincadas en el Puerto de la Luz porque las están reparando o preparando, y joderles la paciencia, y que nos tengan que rescatar a los que estamos medio ahogados, y que se vea al pueblo entero echado al mar impidiendo que trabajen los de Repsol, por ejemplo.

Que en todo estos meses que nos quedan de lucha, pensemos en nuestros orígenes, en lo que significa llevar una bandera con las siete estrellas y lo que implica ser una colonia española, y en cómo en la medida de nuestras posibilidades podemos sentir un poco más el significado de ser Canario. Por ejemplo podemos ir a montarle un pollo a Soria con un montón de CALDEROS, en vez de hacer una “cacerolada”, porque nuestras abuelas nunca usaron una cacerola para hacernos el potaje de berros… O si escuchamos a una gente tocando las chácaras y el tambor, dando ritmo y sabor gomero a la manifestación, antes de hacer un baile al más puro estilo gitano y pedirles que sigan tocando las castañuelas, observemos y disfrutemos con ese regalo que nos ofrecen, y preguntemos al muchacho que toca, si no sabemos, de donde proviene esa música y aprendamos algo nuevo de nuestra tierra.

Aprovechemos esa reflexión para darnos cuenta de nuestro consumo desmesurado y para darnos cuenta de que hay otras opciones de vida más respetables con nosotros mismos, con los demás y con el medio que nos rodea. Tan fácil como no comprar ni una bolsa más de plástico, comprar frutas y verduras que no tengan porquerías químicas en comercios pequeños donde no envasen en bandejas de poliespam ni envuelvan con plástico nada; como caminar un poquito más o coger una bici, como comprar menos y prestar más, como mirar al precioso mar que tenemos, a la gente y menos a la pantalla plana que tenemos pegada a las narices…


Lo de hoy estuvo bueno, pero démosle una vuelta de tuerca, tiremos un poquito más de la manta. ¿Nos mojamos?





jueves, 6 de marzo de 2014

A Leopoldo María Panero



No tengo una imagen precisa de la primera vez que vi a Leopoldo. Le recuerdo de siempre, por las calles de mi barrio, caminando con su paso cansino y arrastrado, y bajandose de taxis en la zona del Obelisco. No le conocía y no sabía quién era, pero me llamaba la atención que una persona con esas pintas desaliñadas y desgastadas usara tan a menudo taxi. Más tarde supe que esos táxis eran para él ángeles con ruedas, que lo llevaban de su infierno particular a su refugio de calles, bancos, cafeterías y amigos.

Lo que sí recuerdo bien fue cuando Leopoldo y yo tuvimos nuestro primer contacto, hace ya una década. Yo debía llevar 10 kilos menos que ahora, y él 10 kilos más que en sus últimos años. Andaba despistada pidiendo algo en la barra del bar de Magisterio y Humanidades cuando de pronto sentí un dedo caliente y áspero empujando mi hombro, a mi costado. Me giré y vi una cara transformada por la carcajada, esa carcajada que tantos años seguí escuchando y que pretendiendo ser maléfica no podía estar más cargada de ternura y melancolía. Poco después de ese encuentro casual, comenzaron los días de Esdrújulo, y ese señor peculiar que hacía su siesta en los bancos de los parques de Arenales, se convirtió en un amigo muy especial.

Fueron muchos los años, las tardes, las horas, que compartimos en ese pequeño refugio del mundo lleno de personajes insospechados llamado Esdrújulo. Fueron muchos los momentos y las anécdotas que nuestro querido Pane nos regaló. 

Elsa y yo, en la inocencia de quien comienza a asomarse al mundo, no pudimos ver en Pane más que al hombre sensible, bromista, pícaro y tierno que teníamos delante. Su compañía diaria, sus costumbres, su modo de convertir lo banal en chiste, no nos dejaban ver al poeta más importante de España de su generación, pero nos permitía tratarlo con ternura, cuidarlo y ponerle el límite a tiempo para que no se pasara de la raya con sus bromas y su naturalidad.

La cantidad de personas que entraban en Esdrújulo preguntando por Panero, lo solicitado que estaba muchas de las tardes con jóvenes y no tan jóvenes poetas que precisaban de su valoración y aprecio, nos hacía ver también al Panero poeta, al Panero hijo de su padre y hermano de sus hermanos, al Panero genio y al Panero olvidado persona por su propio nombre y por su propia historia.

Son tantas y tantas las anécdotas que vivimos con Pane, tantos los momentos compartidos, las épocas diferentes (las de la leche, las de la tónica, las del aguamineral sanantónypunto, las de Félix Caballero, las de Pilar Corcuera, las de Marina y Fran, las de Adrián El Niño, las de Bumbury, las de Tanina…), que ahora solo deseo mantenerlas vivas para siempre, y que no caigan al olvido por el desuso.

Adolfo era el amo, Elsa: Yelsina, una mosquita y yo Pietrina, era una hormiga. El padre de Elsa era Guardia Civil. También había una gata mala. Ese era el mundo que Panero inventó para nosotros. Y nosotros jugamos en él y nos deleitamos de su genialidad disfrazada de locura.

Y en los periódicos dicen que murió el Poeta Leopoldo María Panero. Pero murió también Pane, el amigo, y ese es el que no me quito de la cabeza porque no se cómo pasó sus últimos días y si hubo alguien a su lado que lo acompañara en la muerte que tantas veces nombró en su poesía, desde aquella vez que con cinco años recitó: “mi corazón temblaba y no era un sueño/ fueron muriendo todos los soldados de la guardia del rey/ y mi corazón seguía temblando”.


viernes, 12 de marzo de 2010

Miedos

Cuando era pequeña me agarraba fuerte con mis manitas al traje, porque me daba miedo caerme al caminar, además lloraba al escuchar voladores, y no me pusieras una sopladera cerca porque salía corriendo (agarrada al traje) con tal de que no me estallara cerca. Cuando empecé a quedarme sola en mi casa tardé mucho en poner música y disfrutar de mi soledad, sin estar atenta a cualquier ruido que pudiera indicar algún peligro, real o imaginario. En la calle muchas veces veía personas con intenciones malvadas en cualquier esquina, lo que incitaba a hacer mi trayecto casi casi corriendo. En fin, podría relatar un sin fín de situaciones a lo largo de mi vida que han sido propiciadas por un miedo sin fundamento y muchas veces sobre irrealidades absurdas o realidades imposibles... Todo ello, por qué no, digno de ser estudiado por un psicoanalista.

Supongo que todas estas situaciones que han estado presentes de manera más o menos constante en mi vida han supesto limitaciones y sufrimientos en muchos momentos ,pero por otra parte no considero que haya dejado de lado aquello que he querido vivir o hacer. Así, nunca dejé de ir a un campamento aunque supiera que existía la posibilidad de encontrarme sola haciendo pis detrás de un arbol a las tres de la mañana (vale... quien dice detrás de un árbol dice a diez centímetros del dobletecho... ¡pero tengo constancia de no ser la única!). O tampoco he dejado de salir sola de mi isla a descubrir "nuevos mundos" aun sabiendo que en bastantes ocasiones tocaría en la puerta algún que otro miedillo.

Tengo que aclarar que estos miedos son en su mayoría miedos que no encuentran una explicación objetiva, no son racionales y no se basan en ningún hecho "científico". Son miedos irracionales y que vienen así, de repente. Aunque como ya nos conocemos bien mis miedos y yo, puedo adivinar casi siempre, cuales son las situaciones en que les dará por hacer una visita.


Poco a poco los miedos se van superando (ya no camino agarrada a mi misma y si no me gustan los voladores son por otros motivos más fundamentados que por el ruido que hacen). Cuando alguno de esos miedos que venía a volverme loca es fulminado, pisado y echado a un lado, el sentimiento de superación personal es inmenso y te da un par de palmaditas en la espalda y te hace un poquito más grande. Asi que... mira, ¡al final los miedos sirven para algo!

En estos meses las circustancias me han dado la oportunidad de superar muchos de algunos de esos miedos y han permitido que siga conociendo mis posibilidades y mi capacidad de superación y además me han dejado disfrutar de momentos únicos como ir en bicicleta en medio del inmenso bosque inglés con la luna llena y el faro de la bici como únicas luces.


martes, 2 de marzo de 2010

Capítulo Segundo: El placer de las yemas prohibidas

La niña a la que cuido tiene tres años y unos padres maravillosos que se encargan de que todo lo que rodea a su hija sea perfecto. Entre otras, una de esas perfecciones es la alimentación diaria, de la cual me encargo yo en parte. En cada una de sus comidas podemos encontrar la cantidad adecuada para su peso y edad de cereales y sus derivados, verduras, frutas y hortalizas, carnes, pescados, legumbres y huevos, y lacteos. Es decir, puedo afirmar que la niña está completa y perfectamente proteinada, vitaminada e hidratada carbónicamente... ;)

Para facilitarme la labor de alimentar a su pequeño retoño, el padre me hizo una pequeña tabla con las comidas que le podía preparar cada día. Lunes: brócoli, carrot, rice and lamb (así de simple, cada cosa en su compartimento del plato especial de plástico que utiliza la niña). Miércoles: green beens, cucumber, potatos and two egg white (no yolk)... Supongo que algunos ya se pueden imaginar el resto de la historia... Para los que no, continuo.

Egg yolk es la yema del huevo y egg white, la clara. A la niña no le gusta el yolk, así que sólo se come la clara, concretamente dos claras de huevo, dos veces por semana, es decir le cocino cuatro huevos a la semana. Cuando me enteré de esto enseguida recordé que una de las dos partes del huevo es tremendamente colesterólica, y aunque me suponía que si el padre había decidido darle a su hija 4 claras a la semana, sería porque el colesterol vendría en la yema. Decidí salir de la duda preguntando al sabio Google, que en apenas unos segundos confirmó mis sospechas. Algunos sentimientos encontrados se apoderaron entonces de mi hemisferio sibarita del cerebro. Si yo debía darle a la niña 4 claras semanales, significaba que por natura, cuatro pequeñas jugosas bolitas amarillas quedarían desamparadas si alguien no decidía hacer uso de ellas. Yo era realmente la única persona que podría salvar a esas yemas de un fín catastrófico en la basura, pero por otro lado era conciente de que quizá no fuera del todo adecuado para mi salud y mis niveles de colesterol dar rienda suelta a tan primario deseo.

Después de cuatro semanas en la casa, quizá vaya siendo hora de hacerme un nuevo análisis de sangre, porque por supuesto, y como podrán imaginar, no he podido resistirme al placer de meterme esas pequeñas maravillosas bolitas en mi boca cada vez que toca hervirle un huevo a la niña. Con los días he aprendido a no dejarlo ocho minutos,sino apenas seis, para que la bolita no quede del todo sancochada, y poder sentir como rompe y se extiende el líquido por todos los rincones de la boca... es algo que no se puede explicar con palabras, por ello no me queda más que invitarles a que prueben ustedes también a vivir el placer de las yemas prohibidas... :D

sábado, 27 de febrero de 2010

Capítulo Primero: No te rindas

Como ya dije, aquí no solo iré dejando mis propios pensamientos, sino también aquellas cosas que llegan de afuera pero que influyen en el curso de los acontecimientos.

Me encontraba en mi "hostal-hogar" de Picadilly el primer domingo después de la huída, con la incertidumbre de mi destino totalmente apoderada de mi persona, con un trozo de "pascualina" uruguaya en la mochila para calentar en el microondas del hostal si las tripas se acordaban de resollar, y con mi mini hp como ventana al mundo, a las personas y a las oportunidades. Entonces apareció en el correo-e un nuevo mensaje titulado "Caballos". En cualquier otra ocasión sin duda lo hubiera borrado directamente, pero en este caso lo abrí ,porque siendo mi madre la remitente, incluso una presentación power point de caballos tendría algo que decir. Las imagenes eran de lo más vulgares, y pasaron a último plano desde el momento en que empecé a leer el poema que había escrito. En ese momento la lagrimilla que todo el día había estado ahi salió con un montones de ellas más, pero fue lo mejor que podía haber leído. He vuelto a leer el poema muchas veces desde entonces (ya sin caballos), y quiero publicarlo porque realmente ha sido determinante en esta aventura. Después de unas cuantas horas me comí la pascualina a la salud de su autor...

No te rindas

No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
Porque lo has querido y porque te quiero,
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos,
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frio queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños,
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.

Mario Benedetti


Introducción

Antes de empezar esta aventurilla por tierras inglesas tocaron las pertinentes despedidas, entre ellas una última noche en el Bote con el nuevo Trivial de Reyes y unos cuantos buenos amigos. Poco antes de irme uno de ellos me dijo... Helena, ¡te tienes que hacer un blog para mantenernos informados de todos tus momentos, experiencias, aventuras y desventuras! Pues sí, pensé, ¡una gran idea! Ya me lo repite mi tía cada vez que voy a un lugar nuevo y nunca termino de arrancar... ¡pero esta vez no falla! Desde que llegue me lo hago...

Ya llegué, hace casi dos meses, y cada día me acuerdo yo del Blog que no me hago, y no por falta de aventuras, ni por falta de tiempo, pero... yo que sé, un blog es como una responsabilidad, es un tamagochi que tienes que dar de comer y llevarlo a cagar cada dos horas... (Primera duda: ¿se puede poner "cagar" en un blog? poder se puede, claro, ¡con la de cosas horrorosas que nos encontramos a diario en la red! pero ¿se puede en Mi blog? ¿puedo poner cagar y luego hacer una disertación acerca del actual sistema educativo español?) Bueno, supongo que ese peso virtual que conlleva la creación del blog unido a muchas otras dudas que me planteo similares a la anterior, han sido los que han hecho que hasta ahora no me hubiera decidido a hacerlo. Sin embargo, creo que ha sido el hecho de que en apenas una semana mi padre y mis dos hermanos se hayan hecho cada uno sus respectivos "blogses", el que ha determinado mi definitiva puesta en escena.

Las ideas son muchas, el tiempo es de bosque a mi alrededor en varios kilómetros a la redonda... asi que intentaré dejar aquí parte de todo lo que estoy viviendo, pensando y sintiendo, incluyendo aquellas cosas que sin ser propias aportan un sentido al curso de las cosas.

Espero que lo disfruten, que esto sea una herramienta más para sentirnos cerquita a pesar de los millones de centímetros que nos unen, y que no duden en aportar todo aquello que deseen para hacerlo más divertido, emocionante y enriquecedor.

Lots of English kisses ;)