sábado, 27 de febrero de 2010

Capítulo Primero: No te rindas

Como ya dije, aquí no solo iré dejando mis propios pensamientos, sino también aquellas cosas que llegan de afuera pero que influyen en el curso de los acontecimientos.

Me encontraba en mi "hostal-hogar" de Picadilly el primer domingo después de la huída, con la incertidumbre de mi destino totalmente apoderada de mi persona, con un trozo de "pascualina" uruguaya en la mochila para calentar en el microondas del hostal si las tripas se acordaban de resollar, y con mi mini hp como ventana al mundo, a las personas y a las oportunidades. Entonces apareció en el correo-e un nuevo mensaje titulado "Caballos". En cualquier otra ocasión sin duda lo hubiera borrado directamente, pero en este caso lo abrí ,porque siendo mi madre la remitente, incluso una presentación power point de caballos tendría algo que decir. Las imagenes eran de lo más vulgares, y pasaron a último plano desde el momento en que empecé a leer el poema que había escrito. En ese momento la lagrimilla que todo el día había estado ahi salió con un montones de ellas más, pero fue lo mejor que podía haber leído. He vuelto a leer el poema muchas veces desde entonces (ya sin caballos), y quiero publicarlo porque realmente ha sido determinante en esta aventura. Después de unas cuantas horas me comí la pascualina a la salud de su autor...

No te rindas

No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
Porque lo has querido y porque te quiero,
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos,
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frio queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños,
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.

Mario Benedetti


4 comentarios:

  1. Lo que demuestra que las madres sirven para algo.....

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  2. Vaya poema... creo que es un generador de lagrimas. Se ve que yo tambien tenia algunas acumuladas y se tuvieron que rendir al leer este poema tan maravilloso... que ganas de leer el proximo capitulo!!

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  3. joerrrrr, me ha encantao... si es que al final mi mamá va a tener razón con eso de "Ah!, Helena, la niña que es un bohemina no?" jejjeje
    es que te viene de sangre... VIVA AFRICA LIBERADA! Te quiero loca!

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